lunes, 28 de mayo de 2012

INDIA: ORCHHA. EL JAPA MALA


                                       04/08/2007                         Foto: ACR

"Al viajar por India- sobre todo por los lugares sagrados y ashrams - se ve mucha gente con abalorios colgados del cuello. También se ven muchas fotografías antiguas de yoguis desnudos, esqueléticos y aterradores (o, a veces, incluso yoguis rechonchos, bonachones y radiantes) que también llevan abalorios. Estos collares de cuentas se llaman japa malas. En India los hindúes y budistas devotos los usan desde hace siglos para mantenerse concentrados durante sus meditaciones religiosas. El collar se sostiene en la mano y se toca una cuenta cada vez que se repite un mantra. En la Edad Media, cuando los cruzados llegaron a Oriente durante las guerras santas, vieron a los devotos rezar con sus japa malas y, admirados, llevaron la idea a Europa, donde se convirtió en el rosario. 

El japa mala tradicional tiene 108 abalorios. En los círculos más esotéricos de la filosofía oriental el número 108 se considera el más afortunado, un perfecto dígito de tres cifras, múltiplo de tres y cuyos componentes suman nueve, que es tres veces tres. Y tres, por supuesto, es el número que representa el supremo equilibrio.

El caso es que todo japa mala tiene un abalorio de más, un abalorio especial - el número 109 - que queda fuera del círculo equilibrado que forman los otros 108, colgando como un amuleto. Al principio yo creía que el abalorio 109 era de repuesto, como el botón extra de un jersey o el segundón de una familia real. Pero parece ser que tiene un propósito más elevado. Cuando estás rezando y lo alcanzas con los dedos, debes interrumpir la concentración de la meditación para dar las gracias a tus maestros. "

Elizabeth Gilbert: Come, reza, ama

El santón o gurú de la imagen lleva en su mano izquierda un japa mala. La ciudad de Orchha posee una riqueza arquitectónica considerable. Grandes palacios de ensueño que hoy solo son utilizados para la visita de algunos remotos turistas. El derrumbe de estos palacetes es irremediable. Mientras tanto la tranquilidad y la paz que se respira en ellos hace que algunos yoguis e hindúes aprovechen estos espacios. 

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