domingo, 8 de enero de 2012

BEIJING: THE GREAT WALL


25/07/2011

El 25 de julio de 2011 amaneció nublado en Beijing. Era un buen día para hacer una excursión a la Muralla China, dado que en julio el calor y la humedad en esta parte del mundo es muy sofocante. En el Sanlitum hostel a las 7:30 horas con puntualidad británica sirvieron el desayuno: huevos revueltos, una loncha de bacon, salchicha y tres tostadas para untar con mermelada y mantequilla. Eso sí el zumo, café o té no estaban incluidos en el precio de la excursión. El chófer del autobús avisó que a las 8:00 horas se partiría hacía la muralla. Una hora y media de camino y 80 Km era lo que nos quedaba por delante hasta llegar a Mutianyu. A medio trayecto el cambio de temperatura y la lluvia ya eran evidentes. Como toda excursión organizada nos dieron 3 horas y media para pasear por una de las siete maravillas del mundo, bueno para pasear por un pequeño tramo de los 7.000 Km de muralla. Este tramo no estaba masificado ya que había que caminar. La subida a pie fue muy dura, los escalones muy empinados eran interminables y el impermeable que nos protegía de la lluvia producía un efecto sauna en nuestro cuerpo. En la cima no se divisaba nada debido a la niebla. Una vez alcanzada la torre del tramo 10 el suelo húmedo y la lluvia consiguieron que tuviéramos que caminar con cautela hacía las siguientes torres. En dicha torre compramos el botellín de agua más caro de todo el viaje (eso sí el vendedor se lo había ganado solo por subir cargado tantísimos escalones). Algunos turistas exhaustos sufrieron linotipias y otros no tan exhaustos resbalones por no llevar el calzado adecuado. Es totalmente desaconsejable ir con chanclas. Nos dirigimos hacía la torre 4 y a veces, cuando la niebla no era tan espesa podíamos observar la continuidad de la muralla en la cordillera. Los teleféricos de color naranja no dejaban de subir y bajar.  Los excursionistas más arriesgados bajaban en tobogán, eso sí muy mojados. Finalizadas las 3 horas y media nos esperaban los tenderetes con los souvenirs a pie de los escalones (ranas de madera que croan, abanicos, posavasos chinos, camisetas con el dibujo de la muralla, abanicos de vivos colores, pinceles chinos, osos panda...). Podías ver y oír el regateo entre los turistas y los vendedores. En el restaurante de nombre Mr. Jang nos esperaba una degustación de platos del país con un buen té caliente que fue muy reconfortante. En la terraza del restaurante un estanque con peces de colores y partidas de damas chinas. A las 16:00 horas nos despedíamos de nuestro guía Toni (había cambiado su nombre chino por uno occidental, muchos chinos lo hacen para que no le resulte tan complicado la pronunciación al viajero extranjero).

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