14/08/08
El campo de concentración de Birkenau se encuentra a 60 km de Cracovia (hora y media) cerca de la localidad de Oswiecim. Quedan ruinas y edificios reconstruidos para no olvidar el holocausto. Un millón y medio de personas hicieron un viaje a ninguna parte sin saber que las vías del tren terminaban aquí. Estas mismas vías sirven hoy en día para depositar flores y piedras. Tener bien presente lo que aquí pasó evitará que algo así pueda suceder en un futuro.
"El 1 de agosto del 43 llegué al campo de Birkenau con la pistola escondida. Mengele estaba allí haciendo la selección. Los viejos y los niños a la derecha, donde eran amontonados en camiones camino a las cámaras de gas. Los más jóvenes a la izquierda para trabajar. Anduvimos 400 metros y nos ordenaron esperar. Aproveché ese momento para esconder la pistola bajo tierra".
Si no lo hubiera hecho, sería uno más del millón y medio de judíos asesinados en Auschwitz-Birkenau. "Tuve suerte de deshacerme del arma porque enseguida nos registraron. Nos desnudaron, afeitaron todo el cuerpo y tatuaron el número en el brazo. Nos pusieron pijamas de presos".
Cada año mueren más supervivientes y aumenta el temor al olvido. Zeev Londner responde: "Soy optimista. Los judíos recordamos en la Pascua (Pesaj) la salida de Egipto hace miles de años, ¿no vamos a acordarnos del Holocausto?".
Artículo de Sal Emergui, periodista barcelonés y corresponsal en Jerusalén: Crónicas desde Oriente Próximo.
La entrada a Birkenau es gratuita, no puede haber lucro con la desgracia humana. La UNESCO declaró el campo de concentración de Birkenau Patrimonio de la Humanidad como intento de que no se olviden los hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
"El 1 de agosto del 43 llegué al campo de Birkenau con la pistola escondida. Mengele estaba allí haciendo la selección. Los viejos y los niños a la derecha, donde eran amontonados en camiones camino a las cámaras de gas. Los más jóvenes a la izquierda para trabajar. Anduvimos 400 metros y nos ordenaron esperar. Aproveché ese momento para esconder la pistola bajo tierra".
Si no lo hubiera hecho, sería uno más del millón y medio de judíos asesinados en Auschwitz-Birkenau. "Tuve suerte de deshacerme del arma porque enseguida nos registraron. Nos desnudaron, afeitaron todo el cuerpo y tatuaron el número en el brazo. Nos pusieron pijamas de presos".
Cada año mueren más supervivientes y aumenta el temor al olvido. Zeev Londner responde: "Soy optimista. Los judíos recordamos en la Pascua (Pesaj) la salida de Egipto hace miles de años, ¿no vamos a acordarnos del Holocausto?".
Artículo de Sal Emergui, periodista barcelonés y corresponsal en Jerusalén: Crónicas desde Oriente Próximo.
La entrada a Birkenau es gratuita, no puede haber lucro con la desgracia humana. La UNESCO declaró el campo de concentración de Birkenau Patrimonio de la Humanidad como intento de que no se olviden los hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
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