28-02-2005
Roma es diferente del resto de ciudades principales europeas sobre todo por sus fuentes, como ya escribió Plinio el Viejo: "Si alguien se para a pensar en la abundancia del suministro público de agua para baños, cisternas, zanjas, casas, jardines y mansiones; y toma en consideración la distancia que recorre el preciado líquido, los arcos erigidos, las montañas perforadas, los valles recorridos, tendrá que admitir que no hay nada más maravilloso en el mundo entero".
Cita en el libro: Come, reza, ama de Elizabeth Gilbert.
El ruido del agua de las fuentes, los adoquines mojados y los helados italianos hacen de Roma una ciudad romántica que incita a pasear y a esconderes entre sus callejuelas.
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