A las 5:00 de la madrugada del día 1 de mayo delante del hotel Vedado, esperan los autobuses para recoger a los sindicalistas y compañeros de éstos y llevarlos a la Plaza de la Revolución José Martí. El desayuno se adelanta en el hotel tres horas antes para que los clientes puedan asistir al desfile del día internacional del trabajador. Es el día de la fiesta nacional y miles de personas cubanos y no cubanos se levantan muy temprano para no perderse este acto. También los hay que no asistirán. Aún no ha salido el sol y la inmensa plaza presidida por el mural del Ché Guevara con su lema "hasta la victoria siempre"en la fachada del Ministerio del Interior se va llenando poco a poco de mucha gente que desciende de los autobuses. Vienen de diferentes países de latinoamérica: Uruguay, Argentina, Paraguay... incluso latinoamericanos que residen en países tan lejanos como Australia.
La música de Silvio Rodriguez suena de fondo y pone los pelos de punta. A las 8:00 horas después de los discursos se inicia el desfile de los sindicatos y sus afiliados. Miles de personas con sus pancartas desfilan exaltadas pasando ante la tribuna presidencial aunque este año Raúl Castro no haya podido asistir. Se oyen las consignas apoyando a los trabajadores de la medicina, a los campesinos, a los universitarios que serán el futuro del país... No faltan gritos y pancartas contra el capitalismo, el embargo y los yanquis. Los muchos fotógrafos situados en una zona privilegiada no dejan de disparar sus cámaras. Los turistas que estamos de visita tampoco. En media hora todo este ajetreo se ha acabado, la gente se dispersa, los que han desfilado descansan, se hacen fotos y lo celebran, la policía indica las salidas adecuadas de la plaza al gentío, algún guerrillero veterano cuenta sus batallas. El desfile ha acabado pero la fiesta sigue en algún otro lugar.